Page 47 - Más allá de la razón oyente digital digital
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de México fue el primer indicio que tuve sobre las cualidades socio-espaciales de los
          sitios forjados por personas sordas.

                 Comencé el trabajo de campo con nociones elementales de LSM. Con un doble
          propósito (integrarme a las actividades y seguir aprendiendo señas) estuve participan-
          do en cursos durante todo el periodo de trabajo de campo, tanto en IncluSor como en
          el Templo de San Hipólito. Con esta actividad, más la interacción cotidiana, mejoró mi
          desenvolvimiento, sin embargo, no aprendí completamente. El apoyo de intérpretes de
          LSM fue importante en muchos momentos. Varias de las actividades de los grupos y
          eventos contaron con su participación, lo que facilitó mi entendimiento. En los eventos
          públicos me apoyé en la grabación de audio y también en las entrevistas. Las colectivas
          fueron grabadas en video con la finalidad de ubicar las participaciones de las personas.

                 En la gran mayoría acudí al apoyo de intérpretes de señas, procurando que
          fueran cercanos a las personas, por ejemplo, en el Templo de San Hipólito tuve el
          formidable apoyo de quienes ahí ejercen este oficio, lo mismo en IncluSor y en los
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          otros sitios.   Algunas entrevistas las realicé sin apoyo de interpretación, especial-
          mente en la recta final de del trabajo de campo. Hacerlo fue posible gracias a la sen-
          sibilidad de mis interlocutores, quienes conscientes de lo rápido que hablamos los
          oyentes y la consecuente complicación de leer los labios, hicieron señas de manera
          muy holgada y regresando cada que hubiera dudas de mi parte. Con algunos, ade-
          más, me apoyé en el papel, incluso el teléfono celular, para aclarar algún tema.

                 Quienes estaban más acostumbrados a oralizar, intermitentemente usaron
          la voz para aclarar algún punto. En los casos en los que entrevisté sin apoyo de intér-
          prete (por sugerencia de las personas o porque no estaba disponible el intérprete en
          ese momento), hice el doble papel de formular la pregunta en voz y al mismo tiempo
          hacer la voz de las personas según su respuesta para que quedara registrado en mi
          grabadora de audio; un aparato que, por cierto, para varias personas con las que
          trabajé les era ajeno. A veces lo miraban detenidamente por un momento. Alguien
          me pidió permiso para tocarlo antes de comenzar la entrevista. Una de las mayores
          consecuencias de realizar entrevistas sin intérpretes fue el cansancio físico-mental
          que se desprende de tratar de formular las preguntas lo mejor posible y al mismo
          tiempo intentar interpretar la respuesta también del modo más fidedigno.



          15   Estos servicios fueron retribuidos económicamente a los intérpretes. En esos casos las personas sordas estuvieron en-
             teradas y de acuerdo; ninguno de los entrevistados solicitó una remuneración y aceptó grabar con audio y video cuando
             ocurrió de ese modo.

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