Page 460 - Más allá de la razón oyente digital digital
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Gabriel Tolentino Tapia




        mos de protección y defensa cultural a través de la entrada, clasificación y exclusión
        basados en diversos atributos, incluyendo en este caso los corporales y lingüísticos,
        como se identificará a continuación.

               Raúl no fue el único hipoacúsico al que conocí que haya declarado enfren-
        tar problemas de inserción con la comunidad sorda. Citlalli también es hipoacúsica.
        Desde su niñez fue inculcada en la oralización y la lectura labiofacial con la ayuda de
        aparatos auditivos. Las señas le fueron negadas desde el seno familiar y la clínica,
        sin embargo, fue su interacción con sordos en el ámbito del deporte, luego de termi-
        nar la escuela secundaria, lo que les dio el paso a las señas, aunque en un principio
        no fue sencillo, dado que venía del adiestramiento en métodos orales, vinculados a
        su hipoacusia:

             La primera vez fue muy complicado para mí, no entendí absolutamente nada y me hacían la seña
             discretamente de que «es idiota, no entiende»; yo decía: «¡¿qué?! », y se reían y me decían «pendeja» y
             yo les preguntaba: «¡¿qué les pasa?!», es falta de educación… (Citlalli).

               La condición de hipoacusia y el aparato auditivo, como atributos que permi-
        tieron desarrollar otras cualidades, es decir, la oralización y la lectura-labio facial,
        son cada uno «capitales comunicacionales» independientes, pero susceptibles de
        combinarse, valorados positivamente dentro de la cultura oyente, no precisamente
        así en la comunidad sorda; de ahí que sean relacionales. En la comunidad, el capi-
        tal comunicacional mejor valorado es sin duda la lengua de señas y Citlalli no se la
        había apropiado, al menos no cuando se introdujo. Lo sugestivo es que, pese a los
        capitales comunicacionales relativos al mundo oyente, terminó por incluirse como
        señante en la comunidad Sorda, especialmente desde el ámbito deportivo en el que
        primero jugó (básquetbol) y luego se convirtió en instructora. Su madre aceptó que
        incorporara las señas, pero con la condición de que no renunciara a los capitales
        comunicacionales anteriormente aprendidos.


               Ahora bien, entre hipoacúsicos y sordos se establecen diferenciaciones y de-
        finiciones del «otro». Algunos capítulos del programa en vivo «En Traducción» que
        se transmite por Facebook han abordado esta cuestión. Cuando abordaron el tema
        de los hipoacúsicos, uno de los presentadores enfatizó: «los mismos sordos empie-
        zan con que ‘tú no eres sordo, tú eres hipoacúsico’ y empiezan los problemas». Dada
        la primacía del mundo oyente, en ocasiones el ser hipoacúsico, como experiencia
        que en apariencia se acerca a la de los oyentes, se percibe como la ocupación de una
        posición de ventaja y de poder con respecto de los sordos.


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