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¿Quién es el sujeto Sordo? Capitales comunicativos y liderazgo
Según las inconformidades expresadas por varios integrantes de la comuni-
dad con respecto de los líderes sordos, lo que se pone de manifiesto es la necesidad
de restablecer su papel social, no que se deba abandonar dicha figura. Davis (2007)
presupone que el liderazgo sordo es colaborativo por naturaleza, pero al mismo
tiempo valora al individuo, de tal suerte que es un estilo «individualista colectivo».
Más allá de que sea una postura contradictoria, idealizada o romantizada, los indi-
cios etnográficos indican que está venciendo un estilo «individualista».
Los líderes tienen un papel importante en la vida interna de la comunidad,
pero también como representantes al exterior, con la cultura oyente, de manera es-
pecial con las instituciones del Estado porque de estas depende alcanzar determina-
dos derechos y beneficios colectivos. En este sentido, el análisis de la polémica sobre
liderazgo sordo también debe dirigirse hacia el papel e influjo que se ejerce desde
las instituciones. En principio, el Estado liberal es promotor del liderazgo individua-
lizado. Sin manifestar intención de articular otras formas de representación más
colectivas, fomenta y exige interlocutores individuales como requisito para «jugar»
en su cancha política.
Los eventos que promueven la realización de un gran performance colectivo
en el que la gente con discapacidad asume por tres días el papel de congresista, co-
mienzan por evaluar currículums y propuestas a menudo presentadas en individual
(aun cuando sean resultado de ejercicios grupales) para elegir a quienes serán los
representantes de cada grupo de discapacidad (intelectual, visual, auditiva, física y
psicosocial). Méritos, trayectorias académicas y laborales, así como itinerarios de
activismo, forman parte de la selección. Ya en escena, los distintos representantes
«compiten» por presentar sus propuestas, buscando el apoyo y la legitimidad. Em-
pero, llegar a ser elegido y presentar la propuesta, no precisamente se traduce en su
materialización. Por otro lado, aunque actualmente no funciona de este modo, en el
pasado reciente la asignación de recursos económicos a asociaciones civiles a tra-
vés de concursos o mediados por los capitales sociales, también exacerbó de algún
modo los roces entre sus representantes.
En suma, muchas formas de organización política (además de religiosa, de-
portiva o laboral), así como modos de relacionarse y percibir el género, la clase o la
cuestión indígena, son similares entre la comunidad sorda y la sociedad oyente. De
este modo, el individualismo liberal ejercido bajo figuras monocéntricas de poder, la
cooptación de asociaciones, la discriminación étnica, de clase o de género (incluida
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