Page 546 - Más allá de la razón oyente digital digital
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Gabriel Tolentino Tapia




        involucró un tema prioritariamente «oyente» como ocurre con la música y no asun-
        tos de preocupación genuinamente sorda: educación bilingüe, discriminación, acce-
        so temprano a las señas y a intérpretes. En este tenor, no dejó de hacerse notar que
        el guion elaborado por una persona oyente reproduce imágenes dañinas como la
        idea de que los sordos representan una «carga» para sus familiares oyentes.

               Otros recalcaron la falta de investigación a profundidad sobre la cultura sor-
        da y la relación entre los actores oyentes y dicha cultura. En México se hizo refe-
        rencia particular a Eugenio Derbez, el actor mexicano de la cinta, y su compromiso
        o solidaridad política real con la comunidad sorda en el país. También se criticó la
        exageración de las actuaciones de los sordos, considerando que no se comportarían
        así en situaciones ordinarias. Por varias de estas razones, incluso hubo personas de
        la comunidad sorda que terminaron por demeritar la premiación, lo que propició
        aún más el debate cara a cara y también a través de las redes sociales virtuales. En
        general, quienes se manifestaron a favor, señalaron que la cinta permitió mucha más
        visibilidad de las personas sordas. 257

               Otra consecuencia de la película, aunque menos evidente, fue el generar ma-
        yor demanda sobre los cursos de lengua de señas, al menos en México, como algu-
        nos sordos reconocieron. De hecho, Ángela de IncluSor sugiere que el «boom de los
        cursos» y la «moda» de la inclusión asociada a las señas inició con «La forma del
        agua»; película estrenada en 2017, dirigida por Guillermo del Toro y protagonizada

        257   Si bien la temática de sordos en el cine no es nueva, en pocos y recientes años hemos asistido a la proliferación de
             su presencia en películas y series de televisión como parte de lo que podría denominarse como la «ola del cine inclu-
             sivo», el cual también integra a personas con discapacidad, de la comunidad LGBTTIQ+ y de origen afroamericano,
             entre otras. En el capítulo anterior mencioné la serie de Netflix «La universidad para sordos (Gallaudet)» (2020), pero
             también destacan las películas «El silencio» (2019), «Un lugar en silencio» (2018), «Sound of metal» (2019), «Eternals»
             (2021), la serie «The Walking Dead» (2010-2022)» y otras. Más allá de las buenas intenciones de este cine y de sus
             posibles efectos positivos para los colectivos que pretenden representar, no debe perderse de vista que se trata
             de una industria veloz necesitada de crear productos permanentemente con el fin de mantener la reproducción del
             capital. De este modo, la inclusión y la identidad son proclives a proyectarse como producto audiovisual de consumo
             masivo. En la música existe su correlato con la realización cada vez más extendida de conciertos con intérpretes de
             LSM, por ejemplo, los que recientemente la banda inglesa Coldplay ha venido realizando. En el mundo de la política,
             la «inclusión» también ha tenido sus manifestaciones: durante la ceremonia en la que Jair Bolsonaro tomó protesta
             como presidente de Brasil, su esposa Michelle «Bolsonaro» dio un discurso en Lengua de Señas Brasileña (LSB), sin
             embargo, más allá del acto cosmético que fue calificado positivamente a nivel internacional, al poco tiempo de tomar
             el poder, el presidente eliminó un recurso económico que estaba destinado periódicamente a gente con discapacidad
             y adultos mayores. Volviendo a las películas, cintas como CODA parecen buscar generar deliberadamente entre su
             público, lo que Young (2012) define como «porno inspiracional», es decir, la presentación de imágenes de gente con
             discapacidad u otras situaciones que socialmente perciben como desfavorables, realizando actividades que parecen
             «extraordinarias» (por ejemplo, volar en paracaídas o rutinarias como amarrarse los zapatos) debido a su condición.
             En última instancia, de manera egoísta, estas escenas nos invitan a superarnos y a no quejarnos de nuestros problemas
             porque son mínimos frente al que no camina, no escucha o no ve. Efectivamente, siendo las lágrimas del público el
             marcador objetivo de éxito emocional y comercial, la cinta en cuestión logró conmover a una «audiencia oyente» que,
             consciente o inocentemente, busca impulsar su vida con historias inspiradoras.


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