Page 578 - Más allá de la razón oyente digital digital
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Gabriel Tolentino Tapia




        a la creación de diccionarios. En México existen varios, sin embargo, su producción
        tampoco está exenta de vicisitudes. Durante uno de los programas de En traduc-
        ción dedicados a abordar los conflictos derivados de ofrecer cursos de LSM, una de
        las panelistas introdujo el tema de los diccionarios. Recordó que han salido a la luz
        algunos libros (diccionarios) editados por oyentes, los cuales reproducen errores
        lingüísticos como promover el español signado. Se trata de proyectos que no in-
        cluyeron a sordos en su ejecución. Algunos libros de este tipo han sido publicados
        en la Editorial Trillas. Otros incluyeron el apoyo del gobierno, específicamente del
        Consejo Nacional para Prevenir y Eliminar la Discriminación (CONAPRED) y fueron
        gestionados por gente perteneciente a asociaciones de personas con otros tipos de
        discapacidad.


               Un integrante de En Traducción apuntó que quienes colaboraron con CO-
        NAPRED para hacer un diccionario, convivieron un corto tiempo con sordos y ex-
        trajeron las señas, pero el beneficio de esos diccionarios no fue para la comunidad
        sorda. Al no ser un acervo físico, pareciera que es imposible almacenar la LSM. Sin
        embargo, su fijación en el papel, produce objetivaciones y materializaciones de la
        cultura. Una vez convertidos en objetos, a diferencia de las señas que se realizan en
        cualquier circunstancia, son susceptibles de generar reclamos sobre la autoría o por
        la exclusión en su producción.


        6. Música y canto: intercambio o imposición cultural


        Probablemente  las manifestaciones  más recientes  de  la disyuntiva acerca de  los
        usos sociales de la LSM se relacionen con el canto y la interpretación de música.
        No son precisamente actividades nuevas, pero en los últimos años han levantado
        inquietudes. El baile y el canto son expresiones artísticas a menudo relacionadas
        con la cultura oyente. El baile generalmente se desarrolla de la mano de la música.
        Cuando se prescinde de la capacidad de oír, la música tiende a hallarse al margen del
        horizonte cultural, a menos que esa persona haya nacido oyente. El baile, entonces,
        constituye movimientos corporales no totalmente inteligibles para todos los sordos.

               En dos ocasiones acudí a fiestas de cumpleaños que madres vagoneras y
        sordas organizaron para sus respectivos hijos. Estas dos madres son hermanas y sus
        hijos, como otra buena parte de sus familiares, son oyentes. Dada la presión oyente
        del resto de la familia, en ambos eventos hubo contratación de música con «sonido»,



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