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Construcción científico-estatal de anormalidad en la Ciudad de México




          desde el siglo XIX la medicina practicada en México estuvo influida por la medici-
          na europea, especialmente la francesa (Cházaro, 2011; Gorbach, 2013; Cruz y Cruz,
          2013; Serrano, 2004). A finales del siglo XIX y principios del XX las publicaciones se
          multiplicaron y surgieron instituciones de investigación (Azuela y Guevara, 1998),
          así como de enseñanza (Agostoni, 2008a). Del mismo modo, los cambios tecnológi-
          cos que proveían de nuevos aparatos e instrumentos en la época del cambio de siglo,
          coadyuvaron en el afianzamiento de la práctica médica (Flisser, 2009).

                 Precisamente las  asociaciones  gremiales y las publicaciones  periódicas,
          constituyeron elementos que a lo largo del siglo XIX permitieron que los médicos
          consolidaran su poder y legitimación frente a la sociedad y el Estado con base en
          el saber científico, desplazando otras formas de conocimiento y prácticas en torno
          a la salud (Gorbach, 2013; Carrillo, 1998). En este contexto, la ciencia médica, que
          articula la salud individual con la poblacional, se consagró como salud pública (Flis-
          ser, 2009: 353), adquiriendo un prestigio y desarrollo notable. Del siglo XIX al XX
          se pasó del enfoque sanitario a la salud pública estatal (Agostoni, 2008a). En estos
          procesos de cambio, la medición del cuerpo (por ejemplo, con la antropometría) y
          el análisis estadístico se constituían como formas de obtener certidumbre científica
          (Serrano, 2004).

                 Desde finales del siglo XIX y principios del XX, paulatinamente la ciencia mé-
          dica fue especializándose. El cuerpo, incluido su psique, procedieron a una mayor di-
          sección desde el punto de vista de las especialidades. En Europa, como se ha hecho
          notar en el capítulo anterior, el aparato oral-auditivo se consagraba como área que
          precisaba de nuevas especialidades médicas. Este proceso tuvo su correlato en México
          a finales del siglo XIX y principios del XX. Son al menos cuatro mecanismos en los que
          la ciencia médica del oído encontró su modo de organización y de difusión: 1) la ense-
          ñanza en la escuela; 2) el establecimiento de sociedades o gremios; 3) la consolidación
          de revistas especializadas y; 4) la realización de congresos o convenciones.

                 Al menos desde 1897 en el Tercer Congreso Médico Nacional se dedicó una
          sección a laringología, otología y rinología (Cárdenas, 1991). Para 1905, dentro de la
          cátedra de fisiología en la Escuela Nacional de Medicina, se incluyó por primera vez
          el estudio de la fisiología del oído y un año después la otorrinolaringología iniciaba
          como especialidad (Cárdenas, 1991). A principios del siglo XX la otorrinolaringo-
          logía comenzó a ubicarse como especialidad, alojada en el Hospital General y en la
          Academia Nacional de Medicina (Cárdenas, 1991).



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