Page 108 - Más allá de la razón oyente digital digital
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Gabriel Tolentino Tapia
En 1911 la otorrinolaringología se abría paso al considerarse como una sec-
ción más dentro de la Academia Nacional de Medicina. El médico Ricardo Tapia Fer-
nández, quien tuvo un papel importante en el impulso de la otorrinolaringología,
pasó a ocupar un lugar de representación. Presentó a la academia su trabajo «Las
otitis medias supuradas» (Cárdenas, 1991). A las exposiciones en artículos y aque-
llas dadas al interior de gremios médicos, se pueden agregar las tesis que poco a
poco aumentaron. Posiblemente, una de las primeras del siglo XX fue elaborada por
Manuel Suárez, cuyo título es «Exploración del oído», en 1924 (Cárdenas, 1991).
Más tarde, Daniel Gurría Urgell escribió un par de trabajos que condesaban
una preocupación simultánea por los aspectos médicos y tecnológicos vinculados
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a la falta de audición. Quizá el más destacado fue el que presentó en 1936 para
ingresar a la Academia Nacional de Medicina. El título era: «muletas de sordo… audí-
fonos eléctricos», el cual condensaba elementos analizados en su artículo «El sordo
y el aurista» que apareció en la revista Cirugía y Cirujanos de la Academia mexicana
de Cirugía (Cárdenas, 1991). Posteriormente a su presentación pública, «Muletas de
sordo» fue publicado en la Gaceta Médica de México. Un trabajo que remite al escrito
por Francisco Vázquez Gómez en 1899, debido a que ambos abordan el asunto de lo
que hoy denominamos aparatos auditivos.
Gurría describe las características sonoras de los aparatos y la posibilidad o
limitación que tienen para ser «útil al idioma». Más allá de las especificidades téc-
nicas, ha de resaltarse que el autor acude a citar los trabajos que en Estados Unidos
se estaban haciendo desde un centro de investigaciones de teléfonos Bell (ligados a
Alexander Graham Bell) y que enumera un par de desventajas de los aparatos. Hay,
además, dos aspectos de particular interés para este trabajo, medianamente abor-
dados en el capítulo anterior. Me refiero a la cuestión del tamaño y la estética, por un
lado, y su mercantilización, por el otro. Sobre el primer aspecto, Gurría señala:
Por mínimo que sea el tributo que un hombre rinde a la estética convencional de la figura, no
gusta de ofrecerse a la curiosidad impertinente con un adminículo que la provoque y delate la
claudicación que tanto se aferra en ocultar (Gurría, 1938: 166).
Con relación al segundo asunto, el autor denota el interés comercial que se
apodera tempranamente de la producción de estos aparatos, los cuales, a mi pare-
39 Además, escribió «Sordera e idioma y El sordo y el aurista» (Kumate, 1972). Este segundo trabajo en la revista Cirugía y
Cirujanos, que constituye un antecedente de «muletas de sordo» en el que aborda la audición como una cuestión que va
más allá de lo acústico para establecerse a la vez como proceso psicológico y sensible (Cárdenas, 1991).
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