Page 28 - Más allá de la razón oyente digital digital
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sordas que no escuchaban aun usando aparato auditivo. De tal población, el 8.4 %
        (poco más de 100 000) vive en la Ciudad de México, siendo la entidad que más per-
        sonas sordas alberga sólo después del Estado de México, el cual comparte la amplia
        zona metropolitana. En conjunto representan poco más del 20 % de personas sor-
        das de toda la república mexicana.

               No obstante, de todo el país, la Ciudad de México concentra la gran mayoría
        de servicios para las personas sordas: centros de rehabilitación y medicina, escue-
        las, actividades académicas, culturales y deportivas, así como sitios centrales para
        la memoria colectiva como la extinta Escuela Nacional de Sordomudos (ENS). Tam-
        bién aglutina gran parte de las asociaciones civiles de personas sordas y también de
        intérpretes de LSM. Estas condiciones de orden más estructural se vinculan con las
        observaciones de trabajo de campo relativas a la demanda de servicios de gente que
        vive en provincia (especialmente rehabilitación, educación y empleo) así como los
        necesarios traslados diarios desde la zona metropolitana del Estado de México para
        acudir a la escuela, por ejemplo.

               Asimismo, dado que la capital del país concentra a los poderes del gobierno
        federal, muchas de las actividades políticas encaminadas especialmente a la lucha
        por la educación bilingüe suceden en la Ciudad de México. Por otro lado, la extensa
        red del Metro, como no se replica en otro lugar del país, se presenta como un entor-
        no aprovechado por múltiples trabajadores y vendedores ambulantes, como sucede
        con los vagoneros sordos. Finalmente, desde la dimensión religiosa, la capital del
        país también es sede de algunos eventos nacionales. Bajo tal contexto, se vislumbra
        ya un escenario etnográfico complejo. Este conjunto de procesos estructurales (en-
        tramado de instituciones, estadísticas, políticas y distribución de sitios en la ciudad)
        se relaciona directamente con aquella pluralidad de orden sociocultural advertida
        desde la etnografía.

               Es preciso recordar que la noción de razón oyente constituye el resultado de
        un proceso de investigación primero etnográfica y luego documental a través de la
        indagación histórica, teórica y empírica a partir de la discusión con otros estudios
        de contextos específicos. La concreción y contraste de todo ese trabajo es la presen-
        tación de una primera definición. Por lo tanto, como derivación de una investigación
        ya efectuada, no habría que esperar al final para comenzar a ensayar una primera
        descripción de su significado. Iniciar la presentación con un concepto elemental,
        quizá rudimentario, tiene como finalidad establecer con antelación un marco básico



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