Page 32 - Más allá de la razón oyente digital digital
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de las relaciones e intercambios con la cultura oyente, en el marco de problemáti-
        cas de violencia mucho más generales que atañen a la sociedad en conjunto. Así,
        por ejemplo, luego de observar prácticas machistas que algunos sordos vagoneros
        demostraban en el Metro, cuando tuve oportunidad de acompañarlos a una peregri-
        nación religiosa a Chalma, Estado de México, al participar de sus interacciones con
        los oyentes allegados por relaciones de vecindad y de familia, comprendí más sobre
        los orígenes de su machismo expresado; 5) discutir nociones que también hacen de
        la comunidad una suerte de ente social autárquico ajeno e inmune a cualquier tipo
        de influencia de la cultura oyente (y viceversa: cómo la cultura sorda está afectando
        a la oyente), en la que el sujeto sordo es reducido a su identidad lingüística; 6) cues-
        tionar la idea de que la comunidad es un grupo estable y naturalmente armónico,
        compuesto de seres bondadosos, siempre cooperativos e igualitarios y; 7) debatir
        la imagen de una comunidad en donde (sólo aparentemente) todos tienen el mismo
        acceso a la lengua de señas y disfrutan por igual de sus usos sociales y beneficios
        económicos y simbólicos.

               La investigación aborda temas desde luego bien conocidos entre muchos
        miembros de la comunidad porque los experimentan día a día, pero para la «audien-
        cia» quizá mucho sea de novedad. Al señalar que los sufijos de la opresión (los «is-
        mos») se replican en la comunidad, es preciso insistir en abandonar toda mirada que
        tienda a generalizar y a adjudicarle ciertos valores como natos. En el mismo sentido,
        la presentación múltiples tensiones que se viven en la comunidad (por ejemplo, las
        fricciones entre líderes sordos) deben considerarse en parte resultado de la relación
        directa e influencia de los oyentes en sus varios papeles (familiares, profesores, re-
        ligiosos, intérpretes de señas, investigadores, políticos) promocionando ideologías
        de orientación liberal, el individualismo o el liderazgo como realización del sujeto,
        así como herencia de algunas concepciones y prácticas que promueven la idea entre
        sordos de que escuchar y hablar es lo correcto («audismo interiorizado»), pero tam-
        bién como parte de las dinámicas sociales que en toda comunidad se viven, en las
        cuales se presentan todo tipo de vicisitudes conflictuales. Ojalá que quien lea estas
        líneas comparta el mismo criterio.


               Tomando en cuenta que no siempre es posible vaticinar los efectos de un
        discurso dentro o fuera de la comunidad Sorda, he procurado cambiar los nombres
        de todas las personas. De hecho, dado que especialmente los dos últimos capítulos
        abordan temas polémicos, opté por suprimir incluso los pseudónimos y sólo hacer
        referencia a los discursos de la gente señalando un perfil muy general: «mujer sor-



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