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Experiencias com-ún-itarias de iniciación en las señas




          comenzar a aprender señas por medio de una iglesia, en una asociación civil o en un
          club deportivo, por ejemplo.

                 Al contrario, el encuentro ocurre como «revelación» (para usar la palabra
          enunciada por Citlalli) en el acto mismo de ir viviendo; como algo que suele aconte-
          cer sin previo aviso. Es resultado del hecho de ubicarse en determinado momento
          y lugar, como los sordos que han sido visitados por algún Testigo de Jehová o que
          encontraron un folleto fuera de su casa como le ocurrió a Manuel; lo mismo con
          Rocío, que recibió una invitación en papel para acudir al Templo de San Hipólito.
          Otras personas como Marcela se habrán llevado una sorpresa en una fiesta al ver
          que todos señaban.


                 Aun entre las sordas postlingüistas cuya conciencia, curiosidad o intuición
          sobre la posibilidad de las señas se hace explícita, demuestran que no se sabe exac-
          tamente a dónde acudir o cuál es la puerta «correcta» que debe tocarse. En el caso
          de Olivia, pareciera que los algoritmos de Facebook «toman nota» de sus inquietu-
          des y en determinado momento la plataforma le devolvió información de una aso-
          ciación civil que por cierto se encuentra relativamente cerca de su domicilio.

                 Cristina, por su parte, llegó buscando implantar a su hija en el INR y, en cam-
          bio, terminó inscribiéndose en un curso de LSM para madres y padres de familia e
          inscribiendo a su hija Alma en el IPPLIAP. Entre los pocos sordos que nacen en fami-
          lias de sordos, comenzarán a aprender señas en ese contexto más allá de su volun-
          tad, independientemente de que luego se den cuenta de los beneficios o el privilegio
          de nacer en esa familia. En suma, las vicisitudes relativas al encuentro y aprendi-
          zaje de las señas conjugan el problema del conocimiento acerca de la existencia de
          este idioma y comunidad, las restricciones médicas y familiares, la inaccesibilidad
          en términos espaciales. Grupos de sordos señantes pueden estar ubicados en sitios
          particulares, lejanos o cercanos a las personas sordas no señantes, sin embargo, au-
          nado a las distancias, es preciso saber de su existencia y aún con esa condición el
          encuentro puede verse truncado si el contexto familiar y médico lo inhiben.













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