Page 292 - Más allá de la razón oyente digital digital
P. 292

Gabriel Tolentino Tapia




        das suelen evocar la noción de aburrimiento en términos comunicativos, cuando no
        existe comprensión (aunado a la emoción) de lo que los oyentes dicen en distintas
        esferas de la vida cotidiana: «antes cuando era niña señas no sabía, sólo gestos pura
        mímica... todos platicaban no entendía, me aburría…» expresa Rosalba, una inte-
        grante de los Testigos de Jehová.

               Incluso con el denominado «español signado» sucede algo similar. Enten-
        dido como la transferencia del español a las señas en el mismo orden gramatical
        (imaginemos que colocamos en el mismo orden las palabras en inglés y en español),
        dista de poseer algún significado: «el español signado para los sordos es muy abu-
        rrido: lo vemos, pero no nos transmite nada, pero si lo hacemos en lengua de señas
        es mucho mejor, lo captamos mucho más rápido», indica Marcela, una asidua asis-
        tente a los talleres de joyería de IncluSor. Por definición, lo contrario al aburrimiento
        es aquello que nos genera atracción; cosas de las que nos ocupamos con esmero es
        interés, como relata Roberto, un ex alumno del Centro Clotet:

             Cuando yo descubrí (la lengua de señas): «¡no lo creo! sí mueven las manos y pueden comunicarse
             y nosotros con pura mímica» (él y su hermana, ambos sordos), no había verbos, no hay orden (…)
             entonces nos empezamos a comunicar y nosotros dijimos: «hay que aprovechar» y nos interesó y
             ahora ya nos podemos comunicar en señas, mucho mejor. (Roberto).


               En medio de la posición de extranjería adjudicada a la experiencia de los
        sordos, encontrarse con alguien que es «igual» y que se comunica con las manos, ge-
        nera otras emociones y sentidos profundos. Significa reconocer que no sólo «otros»
        son proclives a comunicarse con las manos, sino que existe un conjunto de señas
        cuyos significados son particulares y compartidos.

             A mi mamá no le gusta la LSM y es por ello que yo soy oralizada. Después en la secundaria... yo
             no conocía la lengua de señas mexicana hasta la secundaria y no me gustaba y mi mamá se eno-
             jaba y me decía: «¡no, no, no, no los veas; tú lee los labios!», pero era muy complicado. Después
             terminé la secundaria y descubro el grupo de deportistas sordos y fue para mí una revelación (…)
             Cuando llegué a mí se me hizo la piel... éramos muy poquitos en ese entonces y fuimos creciendo
             y ya mi mamá es que aceptó, pero me puso de condición: «no olvides hablar, por favor» (Citlalli).


               Con la expresión «a mí se me hizo la piel...» Citlalli manifiesta que se trató
        de un suceso emotivo; «se me enchina la piel» tendemos a decir los oyentes para
        referirnos por igual a eventos conmovedores positivos o negativos. Asimismo, la
        «revelación» designa la entrada a un mundo social significativo. Con este tipo de en-
        cuentros, tanto personas oyentes en su rol de familiares, como las personas sordas,


                                             292
   287   288   289   290   291   292   293   294   295   296   297