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Experiencias com-ún-itarias de iniciación en las señas




          zapatos bien boleados, cabello recortado y sin barba. En este sentido, a los cambios
          lingüísticos, de creencias y de prácticas, se adhiere una transformación de orden
          corporal e indumentario acorde a la imagen que caracteriza a los Testigos de Jehová.


                 Como he referido, los Testigos de Jehová ofrecen una visión del mundo par-
          ticular, la cual abarca prácticamente todos los aspectos de la vida (y la muerte). Por
          este motivo contrastan vigorosamente con otros grupos de sordos. La cuestión del
          aseo personal es sólo uno entre otros tantos elementos de interpretación entre el
          grupo y de diferenciación con respecto de quienes no son Testigos de Jehová. Al
          centrarme en este capítulo en la dimensión del curso de vida, vale la pena referir
          un último elemento de distinción que se establece entre este grupo religioso: lo que
          sucede luego de la vida.

                 En efecto, para los Testigos de Jehová existe una lectura peculiar acerca de la
          vida, la muerte y el resucitar. Los enfoques de curso de vida y método biográfico se
          centran en el transcurso de los seres humanos en la vida terrenal. Esta perspectiva
          objetivista, sin embargo, debe atender a las interpretaciones culturales acerca de
          la vida, la muerte y lo que le sigue. Así las cosas, los sordos que se insertan en esta
          religión, aprenderán que hay algo más luego de la vida en la Tierra.

                 En las reuniones regulares, las pláticas de pasillo y en los estudios perso-
          nalizados, como los que tuve por invitación de Ramón, es común que se hable de
          la muerte y lo que sucede después. Se va comprendiendo que para los Testigos de
          Jehová la muerte es resultado del pecado cometido por Adán y Eva: el haber comido
          del «árbol del conocimiento». Al ser descendientes de ellos, los seres humanos he-
          redamos el pecado y por esa razón también morimos. No obstante, la muerte es un
          estado fisiológico en el que se desprende toda cualidad de sentir y de pensar, tam-
          bién de estar en contacto. Es decir, los vivos y los muertos no se pueden comunicar
          como se cree en otras religiones y culturas. La muerte, además, no significa perma-
          necer en un lugar como el infierno si es que se fue malo o mala en la vida. Por estas
          razones, los Testigos de Jehová no realizan celebraciones sobre la muerte. Adorar a
          esta condición fisiológica, personificada en forma de esqueleto, es una distracción
          que Satanás emplea para alejarnos de Dios.

                 Ahora bien, la muerte no será un estado permanente pues Jehová prometió
          que nos resucitará cuando culmine el mundo actual dominado por Satanás. Durante
          mi visita a «la sucursal» en Texcoco, Estado de México, Braulio puntualizó que en



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