Page 313 - Más allá de la razón oyente digital digital
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Experiencias com-ún-itarias de iniciación en las señas
encontró un folleto de los Testigos de Jehová y decidió acudir a la convocatoria. An-
tes de este suceso estaba acostumbrado a socializar en espacios oyentes y orales,
incluida la iglesia católica de la colonia donde radica. Al integrarse con los Testigos
de Jehová no sólo comenzó a aprender LSM, sino también a socializar con más sor-
dos y a mostrar un cambio de vida conforme interiorizaba los preceptos morales y
las creencias del grupo.
En dicho proceso también incluyó una transformación personal relativa al
aspecto físico, pero influida por el colectivo: afeitado, cabello corto y peinado, zapa-
tos negros boleados, pantalón formal, camisa y corbata. Únicamente parecía rehu-
sarse a usar el saco, quizá por lo incómodo que en ocasiones resulta ser para algunas
personas. Evidentemente para su trabajo como pintor o la estancia en el hogar, usa
otro tipo de ropa, pero para asistir a la congregación o a eventos más grandes que
convocan a congregaciones de la región, suele portar las prendas «adecuadas» se-
gún las directrices de los Testigos de Jehová. Incluso en su portal de internet (www.
dw.com) se encuentra una infografía con la ropa aceptable y no aceptable para asis-
tir a sus reuniones.
En un trabajo comparativo sobre prácticas de orden corporal entre Testigos
de Jehová y católicos, Moctezuma (2016) precisamente aborda otras dimensiones
sobre las diferencias del arreglo entre católicos y Testigos de Jehová. A propósito de
esta característica, en alguna ocasión tuve oportunidad de platicarlo con Manuel. En
este sentido, a los cambios lingüísticos, de creencias y de prácticas, se adhiere una
transformación de orden corporal e indumentario acorde a la imagen que caracteri-
za a los Testigos de Jehová. Vale la pena abordarlo a continuación.
Ángela y Carolina (madre de Sara, una joven con discapacidad múltiple) for-
man parte de IncluSor. En distintos momentos cada una me comentó una apreciación
similar: coincidían en señalar que los sordos asisten a cualquier lugar donde haya
comprensión y comunicación. No importa de lo que se les hable, puede ser religión u
otro tema, lo primordial es que haya entendimiento y con quién comunicarse. Existe,
pues, la necesidad de encontrarse con «iguales» y socializar en un idioma legible,
como a menudo no sucede en el hogar y en otras esferas sociales. Se requiere de
un grupo, mucho mejor si es cercano físicamente, que provea esta posibilidad. Bajo
dicha premisa se entendería por qué al estar rodeados de un ambiente oral, sordos
como Manuel deciden integrarse a una congregación de señas cercana a su domicilio.
Lo anterior, sin embargo, no implica que los sordos sean indiferentes a lo que ahí se
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