Page 312 - Más allá de la razón oyente digital digital
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Gabriel Tolentino Tapia
los tiempos del paraíso resucitaremos. Esta afirmación ya la había ubicado ante-
riormente en las reuniones que se realizan en la congregación de Milpa Alta donde
también se decía que, para poder hacerlo, era necesario apegarse desde ahora a la
palabra de Dios escrita en La Biblia.
Ya durante mis estudios bíblicos con Ramón quedó claro que habría una dis-
tinción sobre el resucitar, dado que no todos lo harían. Hay una suerte de tres «cate-
gorías». Primero, quienes están llevando a cabo los mandatos de Dios y que resuci-
tarán. Segundo, aquellos que Dios considere que vivos no tuvieron oportunidad de
conocerlo cuando estuvieron vivos, también gozarán de la oportunidad de resucitar.
Tercero, los que hayan sido malvados, no podrán asistir al paraíso eterno. Inicialmen-
te pensaba que el paraíso sería algo así como el cielo, sin embargo, este será edificado
por Dios aquí en esta misma Tierra. Ahí los muertos y los vivos se reencontrarán.
Para los Testigos de Jehová, incluidos sordos, la promesa de resucitar es uno
de los mayores alicientes, pues la muerte se concibe como una suerte de castigo
heredada de los primeros seres humanos que habitaron este mundo; ¿quién no qui-
siera resucitar y encontrarse con sus familiares y amigos que han fallecido? Me dijo
Rafael, un anciano de la congregación, en una plática casual al término de la reunión.
De este modo, el curso de vida parece pausarse con lo inerte de la muerte, pero se
reanima en el paraíso para la eternidad.
La mayoría de los sordos habitan en la cotidianeidad y a lo largo de su tra-
yectoria de vida en los «mundos» sordo y oyente, alternando su presencia y prácti-
cas en grupos y lugares distintivos desde el punto de vista sensorial y comunicativo.
En particular, los Testigos de Jehová sordos también se mueven entre la ambivalen-
cia religiosa: existe una marcada diferencia entre la organización de los Testigos de
Jehová y el contexto externo, no sólo por las señas y el encuentro con otros sordos
u oyentes señantes que ahí está disponible, sino también por la diferencia de creen-
cias religiosas y de prácticas sociales. Estas rupturas comienzan desde casa, ya no
sólo en el sentido comunicativo, sino también moral.
Así transcurre la vida para sordos como Manuel donde el vínculo con más
sordos o practicantes de las señas está supeditado a los Testigos de Jehová. En 2019
tenía tres años de asistir con regularidad a la congregación, aunque para algunos
«hermanos» su «progreso espiritual» no era el adecuado porque en ocasiones no
acudía a las reuniones de fin de semana. En el capítulo pasado expuse cómo Manuel
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