Page 342 - Más allá de la razón oyente digital digital
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Gabriel Tolentino Tapia




               Ahora bien, de acuerdo con el régimen sexo-genérico dominante, Miroslava
        nació siendo «hombre», aunque desde su juventud, al menos, sintió que había sido
        introducida en un papel que no correspondía con su ser. La revelación no ocurrió
        en un momento determinado. Fue un proceso paulatino. Primero se identificó como
        gay mientras los demás la descubrían como tal, hasta tener que abrirse a los demás:
             Mi identidad era como gay, era un hombre que me gustaban hombres, pero no era «amanerado»,
             me daba un poco de miedo, era como muy secreto. Iba yo fútbol, a las luchas y después fue como
             más libertad. Era como una doble vida o algo secreto y me decían: «ey, ¿tú te fuiste de fiesta?»;
             «¿de fiesta, a dónde?»; «a un bar, si yo te vi: eres puto, ya te caché» y yo: «¡no, cállate!». Después
             empezaron los rumores y dije: «bueno, sí, ¡qué les importa!», lo acepté y sí hubo un poco de dis-
             criminación porque no les gustan los gais (Miroslava).

               Tiempo atrás Miroslava había comenzado a labrar su identidad como sorda,
        pero la de género apenas iniciaba. Narra que después comenzó a sentirse más como
        una mujer que como gay, de modo que comenzó su conversión como mujer trans.
        Primero cambió su ropa, después empezó a indagar sobre tratamientos hormonales:

             Empecé a investigar para saber dónde podría hacerme el tratamiento y hacerme modificaciones
             a nivel hormonal y me acompañaron, me llevaron a un lugar, me hicieron preguntas, me mostra-
             ron fotografías que sí mujer y dije que «sí», yo decía que del nombre quería esperar, me dieron
             pastillas (Miroslava).

               La última dimensión en la que todavía estaba trabajando en 2019 fue la le-
        gal-administrativa, es decir, lo relacionado con sus papeles oficiales de identifica-
        ción. En México, incluyendo la capital del país, el andamiaje jurídico que dé certeza
        legal ha sido lento. El ámbito administrativo es uno de los flancos donde se sostie-
        nen las luchas reivindicatorias, pero no el único. Desde la familia, el espacio público
        y la comunidad sorda se plantean otras vicisitudes:

             Antes era gay y me preguntaba mi mamá: «¿eres gay?»; «sí»; «bueno, pues ten mucho cuidado
             cuando vayas a las fiestas». Me iba a las fiestas todos los viernes y ya después mi mamá me decía:
             «yo veo que te viste como mujer, no me gusta que estés así» y yo le decía que no pasaba nada…
             y me maquillaba un poco y mi mamá siempre me regañaba, me decía que no, me decía: «pareces
             puta, te vas de puta ¿verdad?, vas a buscar dinero» yo le decía: «no mamá, solamente me gustan
             las fiestas, ir a los bares y ya» (…) ahorita sí sigue un poco este conflicto y quiero ya independi-
             zarme, rentar una casa más adelante. Quiero viajar y en enero tal vez busque un apartamento
             donde rente sola porque los problemas siguen con mi mamá. Mi mamá tiene 60 años. Con mi her-
             mana hay un distanciamiento y no procura a mi madre, yo soy la única responsable de mi mamá.
             Ya mi hermano hizo su vida, yo también quiero estar aparte, hacer la mía, estar sin problemas
             (Miroslava).

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