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Socializaciones, politización y desencantos biográficos




          donde la marcha suele circular. La imagen condensaba el cruce de un lugar (el He-
          miciclo) y un momento (la marcha) anclados a las dos identidades. A propósito de la
          foto, durante nuestra entrevista le pregunté (con un halo de intención provocativa)
          qué identidad era más importante para ella:
                Considero que las dos son importantes y nos reunimos en el hemiciclo, pero yo creo que las dos son
                importantes y es más importante dentro de la comunidad hacer valer y respetar los derechos de
                la comunidad LGBTTTIQ+, o sea las dos (identidades). Como ha ido creciendo la misma comuni-
                dad LGBTTTIQ+ que primero nada más eran gay, luego lesbianas, travestis, se fueron juntando,
                se fue ampliando… (Miroslava).


                 Como en el mundo oyente, la discriminación de género, el sexismo, el racis-
          mo, el clasismo, el capacitismo y otros «ismos» no son ajenos a la comunidad sor-
          da. Todavía existen manifestaciones de rechazo (muchas veces no dichas en público
          como identifiqué) de gais o mujeres transexuales sordas. Sin embargo, en la misma
          comunidad, Miroslava ha encontrado apoyo e identidad. Más allá de conflictos aso-
          ciados con su género y sexualidad, en la actualidad ella expresaba cierto desencanto
          de la comunidad sorda. Las trayectorias de vida no son lineales: la identidad y las
          sociabilidades cambian.


                 En más de una entrevista o plática ocasional emergieron sensaciones com-
          partidas sobre algunos  descontentos con respecto de la  comunidad en general,
          siendo el tema de la educación (los modales) y los chismes un aspecto recurrente.
          En principio, Miroslava comentó conocer a algunos vecinos sordos, lo cual es poco
          común, aunque está distanciada porque considera que son groseros, cuestión que
          adjudica a la falta de asistencia a la escuela. Por otro lado, en los últimos años ha
          comenzado a «experimentar», es decir, probar, la socialización con oyentes:

                Creo que los oyentes me entienden mejor, podemos platicar, convivir, son más positivos, mucho
                más tranquilos. Por ejemplo, en este momento estamos tranquilos, relajados, platicando, pero
                el sordo es mucho chisme; vez tras vez no entienden, no hay como una coherencia y el oyente es
                diferente: hay bromas, hay risas, hay una plática mucho más sana. Si no saben señas no importa,
                pues nos ayudamos mutuamente y hay una comunicación, pero con el sordo es más complicado.
                Entonces yo considero que es mejor la amistad con los oyentes (…) no hay educación, la comuni-
                cación es mala y ¿por qué se da?, porque en la familia hay problemas, no hay una educación den-
                tro de la familia, una educación, por ejemplo, que le digan: «Hola, ¿cómo estás?, cómo te sientes»,
                no tienen trabajo, también no hay dinero, es complicado y a veces cuando uno se acerca y trata
                de ayudarlos son groseros y entonces es mejor ignorarlos. Cualquier cosa les molesta con facilidad.
                Después fui y probé con oyentes y sentí como que había una mejor conexión. Llevo tres años y
                medio haciendo esta prueba y estoy mucho más tranquila (…) es por ello que, pues yo renuncié,
                digamos a la comunidad sorda y ahora he probado con los oyentes. Me invitan a comer, a un café

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