Page 350 - Más allá de la razón oyente digital digital
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Gabriel Tolentino Tapia




        te. Luego nos fuimos a Nuevo Laredo y desde ahí cruzamos». Fernando asegura que
        su viaje no fue tan hostil porque la vigilancia no era exacerbada. Tampoco caminaron
        mucho tiempo. Acudiendo al «juego» de las identidades religiosas, los cuatro se hi-
        cieron unas credenciales en las que se anunciaba en inglés que eran cristianos. Quizá
        con esta «carta de presentación» podrían librar algunas dificultades en el camino.

               Viajaron hasta Dallas, Texas y ahí arribaron a la casa de un amigo de ellos. Se
        trataba de un sordo de nacionalidad estadounidense. Hoy en día se reconoce que en-
        tre los sordos de distintas nacionalidades se reciben, creando lazos transnacionales.
        Ahora las redes sociales virtuales fomentan mucho más los vínculos transnacionales
        (conocí a parejas de sordos ahora con hijos que se conocieron por internet), pero
        en 1999 las relaciones se forjaban sobre todo al conocerse en sitios físicos. Inme-
        diatamente a Fernando le llamó la atención que las señas en Estados Unidos eran
        diferentes. Similar a como sucede en México, por razones históricas las señas fran-
        cesas también influyeron sobre la Lengua de Señas Americana (ASL por sus siglas en
        inglés), aunque también hay una variación dialectal relacionada con la segregación
        afroamericana. 157  La LSM y la ASL pueden llegar a tener parecidos al abrevar del
        mismo «tronco lingüístico», pero son diferentes.

               Al inicio, para poder comunicarse con su anfitrión, hacían un poco de mímica.
        Enseguida había que ponerse a trabajar. Comenzaron a vender llaveros en los restau-
        rantes. Comparado con los sueldos en México, Fernando considera que les iba bien.
        Entre 1996 y 2001 realizó un par de viajes entre Estados Unidos y México. Siguiendo
        la ruta desde Nuevo Laredo, llegó a trabajar con amigos en Dallas, Oklahoma, Kan-
        sas y hasta Chicago. En cada viaje se agregaron otros amigos y conocidos sordos. Su
        historia guarda grandes similitudes con las de otros sordos que también se vieron en
        la necesidad de migrar a Estados Unidos y comenzaron a vender llaveros u otros ob-
        jetos similares en espacios públicos. 158  La última vez que cruzó la frontera en 1999
        aprovechó para trasladarse hasta Los Ángeles, California y visitar a unos familiares
        con los que no se veía desde dos décadas atrás. Ahí se instaló por dos años:


        157   Desde el siglo XIX, las escuelas segregadas para estudiantes de origen afroamericano, incluidos sordos, dio lugar al
            desarrollo de una forma de señar particular (Lucas et al., 2015; McCaskill et al., 2011). De este modo surgió lo que se
            conoce como Black ASL.
        158   Osorno (2011) escribió la historia de su tío, un hombre sordo que, junto a amigos sordos, se instaló en el sur de Estados
            Unidos y comenzó a vender llaveros. Desde un enfoque de justicia y legalidad, Tolentino y Sierra (2021) documentan un
            caso polémico de migración sistemática de sordos a Estados Unidos, marcado por denuncias de trata de personas y
            explotación laboral. En la literatura anglosajona, Buck (2000), desde una perspectiva autobiográfica, narra sus experien-
            cias como parte de grupos de ambulantes estadounidenses. Por su parte, Robinson (2015) desarrolla un análisis histórico
            sobre el desarrollo del ambulantaje ejercido por sordos también en Estados Unidos.

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