Page 356 - Más allá de la razón oyente digital digital
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Gabriel Tolentino Tapia
capacitismo o el machismo), no son un asunto ajeno a la comunidad sorda, aunque
tampoco es algo exclusivo de este grupo.
A lo largo del trabajo de campo, de hecho, tuve varios encuentros con ex-
presiones racistas, clasistas, machistas y capacitistas. 160 En cuanto al racismo, este
se manifiesta específicamente con relación a los sentidos de ser «indio» o indígena;
un tema recurrente en la sociedad mexicana. En tanto que seres visuales, como se
afirma dentro y fuera de la comunidad sorda, pareciera que el racismo abreva de las
características físicas que los sordos ven en otros sujetos (no muy diferente a los
oyentes), aunque inusitadamente también sobre algunos sonidos, concretamente
las voces de las personas (ver capítulo siguiente, apartado sobre la voz).
Vinculado a estas experiencias sociales negativas, Raúl no logró forjarse una
identidad sorda, al menos no en el sentido cultural. En este proceso se involucran as-
pectos sociales, individuales y psíquicos, pero también sensoriales y comunicativos.
En el plano personal mantiene amistades con algunos sordos, aunque manifestó que
prefería no participar en más actividades públicas con la comunidad. La posición
de Raúl me remitió a la entrevista que realicé con Marcela, dado que ella reconocía
experiencias de distanciamiento con respecto de la comunidad. En este sentido, pa-
recía que el caso de Raúl no era excepcional:
He detectado que algunos sordos dentro de la comunidad tienen problemas por chismes, son influen-
ciados, hay engaños, enemistades. Entonces el sordo no le gusta, no se siente bien y sí: decide ya no
estar dentro de la comunidad. Hay otros grupos de sordos donde tienen otra visión, son educados,
entonces se juntan entre ellos. Porque a veces es cierto, dentro de la comunidad de sordos no hay una
educación, hay falta de respeto, entonces se decidió dejar de convivir y es verdad, algunos sordos
deciden interactuar con oyentes, sienten que es complicada la convivencia (Marcela).
Desde un punto de vista biográfico, la trayectoria de vida dentro de la comu-
nidad es eclipsada, tarde o temprano, por experiencias ligadas a los chismes. Sin em-
bargo, Marcela distingue entre educados y no educados. La composición social de la
comunidad también se distinguiría por los niveles de instrucción académica en vín-
160 Específicamente en una ocasión que estaba acordando realizar una entrevista con una persona sorda de piel y ojos
«claros», concordábamos en que se requería contar con intérprete de señas. Para la persona era importante que quien
interpretara no sólo se distinguiera por sus habilidades para comunicar entre los dos idiomas, sino también, indirectamen-
te, por el color de piel; al ser su palabra la que se iba a interpretar a voz, no deseaba que se escuchara una voz «naca»,
lo que directamente relacionaba con el color de piel de la persona intérprete. En otro momento observé que se empleó
la seña de «indígena» para referirse a otra persona de forma despectiva, como insulto. A diferencia de México, donde
este tema permanece poco o nulamente explorado, en el contexto norteamericano se ha tratado por lo menos desde
los años setenta, con el trabajo de Anderson y Bowe (1972) quizá pionero en la materia.
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