Page 402 - Más allá de la razón oyente digital digital
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Gabriel Tolentino Tapia




        arreglos a nivel de las organizaciones más amplias, como sucede con los distintos
        grupos de vagoneros. Es decir, si existe una relación con el Estado entre todas las
        pastorales católicas de sordos o si los grupos de vagoneros de las distintas líneas
        mantienen un gran acuerdo con las autoridades del Metro o bien, cada una lo realiza
        por su cuenta.

               Ahora bien, dentro de IncluSor como en los otros grupos, los trámites de
        documentos que certifiquen su situación auditiva, así como la solicitud del apoyo
        económico mensual, es una actividad personal que no se puede gestionar como gru-
        po. En consecuencia, el estatus de cada sordo es distinto. Sin embargo, como se de-
        tallará más adelante, los capitales económicos o culturales que cada sordo posea, las
        concepciones socioculturales y políticas acerca de lo que significa la discapacidad y
        el ser sordo, así como la imperiosa necesidad de acreditarse en el espacio público
        físico (como sucede con los vagoneros), son elementos que influyen en la decisión
        de tramitar una credencial o buscar acceder al apoyo económico mensual.

               Ubicándonos en el plano de lo grupal, es decir, a nivel de la asociación civil,
        las representantes de IncluSor tuvieron muy claro desde el inicio qué tipo de organi-
        zación querían fundar. Para ellas fue importante establecerse de modo legal, lo que
        implicaría hasta la fecha realizar una serie de trámites. Sin embargo, con el tiempo
        la periodicidad de las diligencias comenzó a tornarse engorrosa y poco útil para los
        fines prácticos de la asociación, aún más cuando se precisa de reportar las finanzas
        sin que de hecho se estén generando ganancias, pues, al contrario, ellas han puesto
        de su bolso para mantener a la asociación:

             Sentimos la necesidad de institucionalizarnos, o sea, inscribirnos de manera oficial para poder
             participar en convocatorias, para poder realmente hacer un trabajo… pero es un proceso súper
             complicado, primero lo de la CLUNI (Clave Única de Inscripción de asociaciones civiles) y hemos
             ido paso a paso avanzando, pero sí es muy tedioso (…) Una cosa que yo lamento es esa burocra-
             cia que tiene que seguir una asociación civil para lograr hacer un trabajo de calidad, entonces es
             lamentable porque estamos en el día a día constante y a veces me da la impresión que el gobierno
             en vez de apoyarnos, lo que hace es poner trabas. Por ejemplo, esas obligaciones fiscales, el tener
             que estar yendo con el SAT (Servicio de Administración Tributaria)… como que cansa, cansa te
             quita energía y al final no es lo que el sordo necesita (Ángela).

               La necesidad de institucionalizarse no sólo respondió al objetivo de buscar
        acceder a convocatorias o realizar un trabajo formal. También obedeció a la necesi-
        dad de revertir un imperativo sociocultural que se relaciona con las maneras habi-
        tualmente oyentes (incluyendo políticas e institucionales) de concebir a las perso-


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