Page 407 - Más allá de la razón oyente digital digital
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Relaciones con el Estado, espacio público y
sentidos sobre ser sordos en cuatro grupos
promovida desde al menos tres décadas atrás por figuras prominentes de los Deaf
studies en el contexto anglosajón y europeo, comenzó a debatir y a rechazar la cons-
trucción social de los sordos como sujetos que tienen discapacidad (Gertz, 2008;
Lane, 1992, 2002; Lane, Hoffmeister y Bahan, 1996; Padden y Humphries, 1990). De
hecho, los Deaf studies habrían surgido como respuesta a la idea de que los sordos
se sienten ajenos a los estudios sobre discapacidad (Padden y Humphries, 2005)
dado que no alcanzan a representar sus experiencias cotidianas, historia o deman-
das políticas. Con el paso del tiempo, la escisión del enfoque de discapacidad se ha
diseminado por todo el mundo. No obstante, mucha literatura que siguió estos pa-
sos produjo más confusión que claridad. 177
Nosotros los sordos no nos consideramos discapacitados, de ahí que siempre estemos un poquito
aislados. Tenemos nuestras propias olimpiadas, el sordo no va a las olimpiadas de discapacitados,
el sordo tiene sus olimpiadas. Investiga eso para que veas, porque no nos consideramos discapa-
citados, nos consideramos sordos, que es una condición. La Convención (de los derechos de las
personas con discapacidad) es un paso… pero hablar de discapacidad es lo que el sordo no acepta,
por eso esa distancia. Siempre, en el mundo entero está así, nosotros no somos discapacitados,
somos sordos. Consideramos que es diferente porque discapacidad es incapacidad (Ángela).178
En una ocasión acompañé a Ángela a una plática con oyentes, cuyo objetivo
fue introducir el tema de los sordos, su lengua y su comunidad. Para la ocasión Án-
gela preparó unos trípticos que hacían notar la diferencia entre un «modelo clínico
patológico» y uno «socio-antropológico». Mientras que el clínico estaba representa-
do con la imagen de una oreja y relacionado con la discapacidad auditiva, la enfer-
medad y la necesidad de acudir a terapias de rehabilitación, el otro fue distinguido
con la imagen de unas manos que tratan de hacer énfasis en la lengua de señas, la
cultural historia compartida e identidad. Desde luego, en el ejercicio pedagógico,
Ángela señaló que el modelo adecuado es el segundo.
177 Por ejemplo, es común que se confunda la noción de deficiencia (entendida como afectación corporal) con la de dis-
capacidad que, desde los años setenta del siglo XX, ha tratado de conceptualizarse como una condición social ligada a
experiencias de opresión y desigualdad social basadas ideológicamente en la condición corporal. En este sentido, a menu-
do se vuelve equivalente de manera errónea la discapacidad a una perspectiva exclusivamente biomédica (Agurto, 2014;
Rey 2008; Rodríguez, 2013; Heredia, 2008). Sin embargo, aun en su perspectiva social y crítica, se dice que los enfoques
sociales y de derechos humanos de la discapacidad no alcanzan a representar las demandas de los sordos (Batterbury,
Ladd y Gulliver, 2007).
178 En los eventos públicos conmemorativos también se evidencian las distancias. Por ejemplo, en México antes que el 3 de
diciembre, Día internacional de las personas con discapacidad, parecen ser más importantes el 28 de noviembre, Día na-
cional de las personas sordas y el Día internacional de las lenguas de señas, celebrado a finales de septiembre y que ahora
ha dado lugar a una Semana internacional de las personas sordas. En el deporte local suceden rupturas similares. Citlalli,
una entrenadora sorda comentó que el comité de paralimpiadas exigió a los sordos integrarse, aunque había resistencia:
«tendrá 6 años que se exigió, es una obligación que estuviéramos integrados. Estamos integrados pero separados, cada
uno tiene su sede, su lugar» (Citlalli).
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