Page 408 - Más allá de la razón oyente digital digital
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Gabriel Tolentino Tapia
En el plano individual comúnmente se acude a la acreditación como perso-
nas con discapacidad desde los documentos oficiales, porque es necesario para la
vida diaria: en bancos, instituciones de gobierno, empresas o en escuelas, no fal-
tará la ocasión en la que sea indispensable o necesario acreditarse como sordo. 179
También existe debate en algunos grupos de la comunidad sobre la aceptación o
negación de todo apoyo personal que venga marcado por las políticas asistenciales
de discapacidad. Algunos creen que es justo, dado que sus oportunidades laborales
son mucho más reducidas. Otros, por el contrario, se oponen desde la aceptación de
una credencial o documento que los identifique como personas con discapacidad.
No se cree que con la entrega de apoyos económicos individualizados o des-
cuentos en el transporte público se logren resarcir temas que se hallan en el origen
de la desigualdad como el acceso a la educación o al empleo. Sin embargo, pese a
la auto-remoción desde el plano personal, se sigue participando en eventos de dis-
capacidad. La presencia en dichos foros para introducir sus demandas, obedece a
un imperativo político e institucional que llega a contrastar vigorosamente con la
perspectiva individual y compartida por sordos fuera de las instituciones y que se
han dado a la tarea de reflexionar sobre estas vicisitudes:
— Personalmente, no me gusta la palabra de discapacidad. Para un evento político lo tengo que
utilizar, pero, por ejemplo, yo no tengo credencial de discapacidad, no tengo placas de discapaci-
dad, no me gusta, pero para algún debate político, pues sí es lo que necesito (Alondra).
— ¿Por qué en un debate político? (entrevistador)
Para el beneficio de los sordos. A lo mejor digo: «no, no somos personas con discapacidad» y el
gobierno se va a confundir y va a decir: «¿pues qué quieren entonces? Entonces mejor sí, sí so-
mos personas con discapacidad. No me identifico como una persona con discapacidad, pero sí…
(Alondra). 180
De acuerdo con Palacios, el estado se distingue por ser un «poderoso con-
junto de métodos de ordenar y representar la realidad social» (2015: 13). En este
sentido, la discapacidad se constituye para el Estado como una población que debe
179 Jessica describe a detalle una de estas situaciones: «Yo tengo mi pareja, pero a veces con él han sucedido situaciones, por
ejemplo, el cajero se quedó mi tarjeta. Él llama por teléfono y dice: ‘a mi esposa el cajero le retuvo la tarjeta y ella es sorda...’
ya desde que dice eso no saben mmmm si seguir... entonces yo hablo, pero ya desde que estoy hablando (con su voz al
ser postlingüista) es raro también... bueno, total, él hizo la solicitud de reposición ¡y después le llegó una reposición a él no a
mí, una tarjeta para él! porque él dio todos los datos. No entendieron nada de la situación y yo sigo sin tarjeta. Pero cuando
tú vas al banco y muestras tu credencial (de discapacidad) ya es una forma de demostrar ‘yo soy sorda y aquí tiene que
resolverme la situación, yo no puedo hablar por teléfono’ entonces hay situaciones donde tienes demostrar qué tienes la
discapacidad».
180 Lane, Hoffmeister y Bahan (1996) señalan que la negación de algunos derechos o ayudas con la etiqueta de discapacidad,
podría ayudar a socavar su inserción en este tipo de políticas, para dar lugar a una dirección más correcta.
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