Page 406 - Más allá de la razón oyente digital digital
P. 406

Gabriel Tolentino Tapia




        Impaired Against Segregation (UPIAS) en Inglaterra e Independent Living Move-
        ment en Estados Unidos agrupaban a personas con discapacidad física, pronto se
        adhirieron otros grupos y movimientos como los de las personas sordas, ciegas y
        con discapacidad intelectual. Por ejemplo, entre la década de los ochenta y noventa
        las personas sordas se involucraron en el proyecto Americans with Disabilities Act,
        haciendo suya la causa que buscaba generar otro régimen jurídico más propositivo
        para las personas con discapacidad en Estados Unidos (Tucker, 1997). 176

               Las personas sordas también participaron en la elaboración de la Conven-
        ción internacional de las personas con discapacidad, la cual entró en vigor en 2008.
        Molina (2007) relata que su representación se gestionó a partir de la Federación
        Mundial de Sordos y asociaciones nacionales de diversos países, incluidos de Amé-
        rica Latina. La Convención era vital, en tanto que se consideraba el reconocimien-
        to político y jurídico de la identidad, la cultura y lengua de señas por parte de los
        Estados que firmarían dicho documento. Tal reconocimiento se vería reflejado en
        ámbitos como la educación y los medios de comunicación, incluidos los privados y
        los públicos. El Estado mexicano firmó la Convención, con lo que reforzó un marco
        específico de identificación y de acción política. Aunque, como se describirá unos
        párrafos más adelante, no ha sido suficiente para que se materialicen las demandas
        de la comunidad sorda.


               Pese a la suscripción de procesos como el de la Convención, dentro del ámbi-
        to académico y del activismo social, es bien conocida la negación de la discapacidad
        como «etiqueta» por parte de algunos grupos de sordos, especialmente aquellos
        que se encuentran activos en el terreno político y cultural. Probablemente la es-
        cisión entre asumirse como Sordos e identificarse con la discapacidad comenzó a
        hacerse más notoria desde la década de los noventa. Obedece al proceso de forma-
        ción de una identidad basada en la lengua de señas, en el cual la discapacidad quedó
        asociada exclusivamente con la deficiencia, la enfermedad y la rehabilitación audi-
        tivo-oral que precisamente los sordos estaban tratando de repeler para favorecer la
        lengua de señas.
               En el terreno académico, una vasta literatura lingüística y antropológica,


        176   El documental Crip camp estrenado en 2020 por Netflix, el cual retrata el movimiento de personas con discapacidad
            en la década de los setenta en Estados Unidos también deja ver la participación de personas sordas. Por su parte, Lane,
            Hoffmeister y Bahan (1996) desestiman la participación de los sordos en el cabildeo de la Ley de Estadounidenses con
            Discapacidades. De igual modo, manifiestan que las personas con discapacidad no se involucraron en aquellos movimien-
            tos de sordos, como la conocida protesta para que hubiese un primer director sordo en la Universidad de Gallaudet en la
            década de los ochenta.

                                             406
   401   402   403   404   405   406   407   408   409   410   411