Page 430 - Más allá de la razón oyente digital digital
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Gabriel Tolentino Tapia




        bió sustancialmente el foco del problema. En el primer término, implícito dentro
        del extracto arriba citado, es sobre la persona en la que recae el peso y la responsa-
        bilidad del obstáculo, no así en la sociedad. A la inversa, es decir, cuando se gira la
        mirada hacia la sociedad por carecer de un ímpetu mínimo para cambiar las condi-
        ciones de desigualdad, es cuando se habla de contextos discapacitantes y prácticas
        capacitistas.

               La discapacidad es, pues, un proceso social opresivo que se ejerce sobre un
        cuerpo ideológicamente considerado como degradado. Ser «discapacitado» revela
        algo más que poseer un problema fisiológico causante de los estragos sociales: cons-
        tituye una posición de desventaja naturalizada y hasta ontológica. Por el contrario,
        vivir con discapacidad es vivir contextualmente el peso de la opresión social sistemá-
        tica y naturalizada. Entonces, la discapacidad se hace análoga a la condición auditiva;
        no se concibe como una condición social que puede variar según las circunstancias
        políticas, económicas y culturales que la producen y reproducen (o podrían reducir)
        en cada acto de interacción social, espacial y comunicativa; es aquí donde el enfoque
        social de la discapacidad y cultural-lingüístico se encuentran: mientras que las exclu-
        siones basadas en la condición auditiva aluden a la producción de discapacidad, las
        propiamente lingüísticas refieren a la discriminación por idioma. 194  Ambas tienden
        a ocurrir de manera simultánea todo el tiempo porque la información sonora no sólo
        corre por la verbalización, sino también por un conjunto de señales acústicas. Si de-
        terminada persona oyente acude a Rusia sin saber ruso, no se dirá que tiene discapa-
        cidad, aunque podría ser objeto de discriminación lingüística. Pero si además de no
        saber ruso es sorda, podría ser objeto de discriminación por partida doble.

               Cuando la identidad «migra» del oído fallido a las manos expresivas, es decir,
        cuando la «sordera» pasa de ser una discapacidad para convertirse en una minoría
        con idioma distinto, ocurre una negación del cuerpo, por lo menos una parte de
        este. La alteridad sordo-oyente se produce efectivamente por un atributo lingüísti-
        co, pero también sensorial: son inseparables. Como parte de la conmemoración del
        Día nacional de las personas sordas (28 de noviembre), en 2019 a través de la sala
        de LSM, la Biblioteca Vasconcelos organizó algunos eventos promocionados con un
        cartel difundido en Facebook que mostraba en grande y al centro la pintura de una
        oreja. Los reclamos no se hicieron esperar: «Qué triste cartel. En vez de mostrar la


        194   En este sentido, el audismo y el capacitismo también se vinculan, dado que expresan formas ideológicas de superioridad
            y exclusión basadas en el componente fisiológico según los marcos culturales que dictan cómo debería de ser un cuerpo
            aceptable.


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