Page 433 - Más allá de la razón oyente digital digital
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Relaciones con el Estado, espacio público y
sentidos sobre ser sordos en cuatro grupos
Por otro lado, si desde las políticas de derechos humanos y discapacidad to-
davía prevalece una mirada médica, entonces significa que nadie con discapacidad,
independientemente del tipo que sea, se verá representado por dicho enfoque. Asi-
mismo, si existe poca consideración de los sordos en el terreno de la discapacidad,
habrá que discutir su presencia y papel, comenzando por un uso equilibrado de la
«voz». 200 En años recientes algunos líderes sordos están incorporando el concepto
de capacitismo a sus discursos para enunciar y denunciar algunas experiencias de
sordos ante situaciones de opresión. En este sentido, valdría la pena acudir a la lite-
ratura que ha discutido los conceptos de audismo y capacitismo.
El último contenido de comentarios e interrogantes gira en torno de la cuestión
étnica e indígena. Me parece pertinente comenzar recordando la firme distinción simi-
lar que autores como Segato (2007) y Díaz (2006) han realizado sobre aquellas culturas
cuyo origen precede a la época colonial en América Latina y las identidades quizá no
precisamente recientes pero que ganaron presencia en el marco de la globalización. De
este modo, Segato distingue entre «alteridades históricas» y «nuevas identidades polí-
ticas». Entenderá por alteridades históricas a aquellos grupos que suponen, hasta el día
de hoy, un desafío por lo menos cultural, político y territorial para la fundación de los
estados-nación: «son ‘otros’ resultantes de formas de subjetivación a partir de interac-
ciones a través de fronteras históricas interiores, inicialmente en el mundo colonial y
luego en el contexto demarcado por los estados nacionales» (Segato, 2007: 189).
institucionalista creando socialización y crítica de discursos como el de la inclusión y los derechos humanos de la disca-
pacidad a través de las distintas manifestaciones culturales y políticas; 4) han desarrollado el deporte dentro y fuera de
las instituciones oficiales; 5) similar a los sordos, Peters (2008) nos recuerda que diversas discapacidades son transmitidas
genéticamente. La herencia no se reduce a un material genético, también comporta una perspectiva del mundo, sea cual
sea; 6) además, diversos colectivos habrían forjado lazos sociales a través de instituciones en las que también los sordos
fueron ubicados según las políticas estatales, como ocurrió con la escuela nacional de ciegos y sordomudos en México (un
modelo similar en otros países); 7) Lane, Hoffmeister y Bahan (1996) creen erróneamente que la gente con discapacidad
no tienen sentido de pertenencia y que no hay transmisión de la historia. Además de existir una memoria colectiva alejada
del papel, se ha documentado ampliamente la historia de los movimientos de personas con discapacidad. Asimismo, estos
movimientos no se reducen a un frío encuentro con fines instrumentales. En su desarrollo se han creado verdaderos lazos
de amistad y de solidaridad, así como relaciones afectivas y descendencia con o sin discapacidad que eventualmente
también ha hecho suyo el movimiento de la discapacidad; 8) el Braille es otro producto de la cultura que permite producir
más cultura que no precisamente es escritura plana; 9) la gente con discapacidad ha puesto en cuestionamiento la sexua-
lidad «normal» y se ha reinventado produciendo otras culturas de la sexualidad; 10) como señala Peters (2008), desde la
discapacidad se han erigido otras concepciones culturales acerca de la belleza. El simple punteo podría continuar.
200 Las dificultades de comunicación entre sordos y oyentes también se manifiestan cuando personas con otros tipos de
discapacidad son oyentes. Precisamente durante el Primer parlamento de las personas con discapacidad se hicieron notar
estas vicisitudes. Inicialmente la dinámica dentro de las mesas de discusión consistió en rolar la palabra. Ahí los participan-
tes sordos tuvieron oportunidad de expresar sus inquietudes y proyectos a través de los intérpretes de señas. No obstante,
fue común que el control de la palabra se perdiera en varias ocasiones, rebotando entre los oyentes con discapacidad
quienes en determinados momentos hablaban al mismo tiempo. En más de una ocasión los sordos se mostraron aburridos
y fuera del debate. Para los intérpretes tampoco era sencillo seguir los comentarios cruzados. Al margen por varios mo-
mentos, en el evento ocurrió una micro-expresión de la comunidad: el que comenzaran a dialogar entre ellos hasta que se
recuperaba el diálogo, de hecho, solicitado por los mismos sordos.
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