Page 502 - Más allá de la razón oyente digital digital
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Gabriel Tolentino Tapia
En el caso de Cristina, por solicitud del intérprete, se llevó a cabo el perfor-
mance de la persona sorda que seña y no oraliza, porque pareciera que hablar con la
voz es signo de que sí se escucha. Por deducción, ser sordo implica no estar en con-
diciones de hacer uso de la voz. Al producir esta imagen, las personas se adelantan a
cumplir con las posibles expectativas de los oyentes, de tal suerte que, al hacerlo, se
vean en mayores posibilidades de acceder a un bien o servicio.
En estas experiencias, donde se actúa tratando de ratificar las potenciales
prenociones de los oyentes (si se es sordo, entonces no se puede hablar con la voz;
si se habla con la voz entonces no se es sordo, se está escuchado) parece darse un
viraje del performance a la «performatividad» y su vínculo con lo normativo, como
lo entiende Butler (1998). En efecto, mientras en el performance se supone que la
gente asume por cuenta propia y convicción un papel, desde la perspectiva de Butler
se dirá que los sujetos producen y cumplen papeles culturalmente preestablecidos
y que al hacerlo se vuelven legibles para los demás según sus esquemas de clasifica-
ción que, en este caso, consisten en disociar la voz del ser sordos.
Decidir dónde y cuándo emplear o no emplear, tanto la voz como las señas,
es un fenómeno que envuelve autodeterminaciones y regulaciones colectivas pro-
venientes de la comunidad sorda y también de los oyentes. En suma, presentarse
como sordos señantes en el espacio público en calidad de representantes de una
comunidad y presentarse bajo intereses personales como sordos señantes que de-
ben anular su voz para cumplir con las expectativas oyentes, son formas de actuar
que guardan similitud en cuanto a lo que visualmente proyectan, pero divergen
por el sentido que imprimen a una acción aparentemente idéntica. Ambos son
performances iterativos, reproducidos una y otra vez, que buscan convencer a los
«espectadores».
5. ¿Quiénes representan? Capitales y la formación de líderes Sordos
La discusión hasta ahora expuesta se encuentra articulada por un conjunto de bina-
rismos que distinguen formas apropiadas y polémicas de ser Sordo. La negación de
varios de los atributos comunicativos asociados al mundo oyente, especialmente la
hipoacusia, el implante coclear y el uso de la voz, se enlazan con cualidades como
el provenir de una familia sorda, practicar las señas desde corta edad o el ser sordo
de nacimiento, para perfilar la imagen de un sujeto Sordo «ideal» y legítimo. Sin
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