Page 506 - Más allá de la razón oyente digital digital
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Gabriel Tolentino Tapia




        ta del resto como una posición de reconocimiento valorada en el campo (Bourdieu,
        1997), dotada de legitimidad y poder, por lo que no se trata de algo precisamente
        material. Comenzaré por el social que, en principio, se liga a proceder de una familia
        sorda, aunque no exclusivamente.

               Aunado la posesión o desdeño de determinados capitales comunicacionales
        oyentes, ser sordo «nativo» y profundo o volverse al poco tiempo de nacer (pre-
        ferentemente antes de adquirir habla oral), provenir de una familia sorda (espe-
        cialmente si es reconocida) y poseer la lengua de señas como primera lengua, son
        características bien valoradas para ser un líder. La identificación de estos valores
        es concordante con los estudios que reconocen la importancia de pertenecer a una
        familia sorda (Wrigley, 1996; Smith, 2005; Taylor, 2013; Rosen, 1992; Stokoe, Ber-
        nard y Padden, 1976), dominar la lengua de señas (Ladd, 2008; Taylor, 2013; Wri-
        gley, 1996; Vasconcelos et al., 2016; Stokoe, Bernard y Padden, 1976; Smith, 2005;
        Taylor, 2013; O’Brien, 2019) y ser sordo de nacimiento o desde una edad muy corta
        (Wrigley, 1996; Stokoe, Bernard y Padden, 1976). 233  De las citadas características,
        la cuestión familiar en particular fue señalada por Selma (madre de Noé quien es
        sordo) como uno de los criterios que hacen de alguien un líder:

             Lo poco que yo sé al respecto es que son líderes sordos porque, hay como dos características: o
             son sordos que han alcanzado niveles profesionales altos en áreas que otros sordos no han podido
             llegar o alcanzar o, dos, son sordos que pertenecen a familias de generaciones de sordos. O sea, son
             como las dos cosas, porque son los sordos que: «ve todo mi antecedente», de sordos que: «yo la ley,
             yo sé, yo puedo, yo digo que la seña así es porque me respalda todo lo que traigo atrás…» (Selma).


               En su clásica distinción de tipos de dominación, Weber (2002) supone la
        existencia de tres formas de dominación ligadas a modos de ejercer el liderazgo:
        racional-burocrático, tradicional y carismático. 234  Mientras que la dominación de
        un líder de tipo racional-burocrático se consagra a partir de leyes, generalmente
        escritas, y procesos de elección, la de tipo tradicional se basa en la creencia de que
        está legitimada por la herencia, resultado de una línea de sucesiones en el papel de
        líder. Finalmente, la dominación y consecuente liderazgo de orden carismático des-
        cansa en la idea de que quien detenta esta figura es un ser extraordinario, heroico,
        ejemplar, con cualidades singulares que lo posicionan sobre el resto.

        233   Para Stokoe, Bernard y Padden (1976) la lengua de señas es de lo más importante, pues, aun cuando alguien sea sordo
             de nacimiento, lleve tiempo interactuando en la comunidad, haya ido a escuelas de sordos, todos esos caracteres son
             insuficientes para ser líder si no se domina y utiliza la lengua de señas.
        234   Weber define la dominación como «la probabilidad de encontrar obediencia a un mandato de determinado contenido
             entre personas dadas» (2002: 43).


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