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¿Quién es el sujeto Sordo? Capitales comunicativos y liderazgo



                bastante, ya los líderes a ese nivel… desde abajo ¿no?, de quién puede y quién no puede llegar y en
                cuestión de sordos de generaciones de familias de sordos, pues también porque digo puede haber
                toda una familia de sordos, pero si no tienes el recurso que te permita cómo moverte, ir de metiche
                por aquí o por allá, tampoco te das como a conocer, en cambio, quien: «pues voy acá, voy allá, yo
                conozco, yo pago, yo vengo, yo invito» (padre oyente de hija sorda).
                — Sí, yo creo que influye, sí es determinante la economía. Por ejemplo, ahorita van a salir varios
                chicos del bachillerato: «yo, pues me voy a ir a una universidad privada, pero no hay intérprete,
                no importa, mi papá lo paga»; imagínate que después salga y sí se titule, pues va a decir yo pagué,
                yo estuve en esta escuela… (padre oyente de hija sorda).

                 Los comentarios citados demuestran que la interpretación o la educación
          para sordos no son únicamente un problema de «barreras lingüísticas» o comunica-
          tivas, sino también un problema de acceso material. Cuando se habla de comunidad
          sorda, pocas veces queda en el análisis las posiciones que los sordos desempeñan
          de acuerdo con la clase y a los capitales adquiridos.  Desde la introducción general
          he indicado que la preeminencia de la dimensión cultural y lingüística en la investi-
          gación, obnubila las dimensiones más sociológicas de la comunidad, como lo son las
          relaciones de poder y también, en este caso, las diferencias de clase. Algunos sordos
          con los que traté, se quejaban del imaginario oyente, según el cual «sordo» es sinó-
          nimo de pobreza. 237

                 La sordera, en tanto que condición fisiológica, pudiese tener una correlación
          con la desigualdad. La proliferación de algunos virus y enfermedades, así como la
          atención médica deficiente son aspectos que se vinculan en algunos casos con el
          surgimiento de la pérdida de audición. Dichas condiciones podrían estar distribui-
          das desigualmente en la sociedad, pero se necesitaría examinar a detalle en la lite-
          ratura o incluso empíricamente si la investigación dice poco, cómo se distribuye la
          falta o pérdida de audición entre las clases sociales.

                 Por otro lado, en el capítulo IV sostuve que se trata de una condición más o me-
          nos azarosa, pues incluso en familias sordas no hay garantía de continuar con el linaje.
          En la Ciudad de México algunas familias sordas reconocidas han roto con ese patrón.
          La premisa es que, hasta cierto punto, la falta o pérdida de audición demuestra cierta
          transversalidad a las clases sociales. Asimismo, nacer o volverse sordo en una familia

          237   Alguna ocasión, luego de determinado evento, acudí con más personas sordas a comer en un pequeño restaurante
               que contaba con mesas a la intemperie, sobre un pasillo comercial. Estando ahí llegó una persona sorda con una típica
               tarjeta, la cual indicaba que pedía un apoyo monetario. Alguien de la mesa señaló con cierta molestia: «¡nosotros igual
               somos sordos!». Aunque la expresión ponía de relieve que ser sordo no es pretexto para pedir dinero, se dejó de lado si
               aquella persona hubiese contado con las mismas oportunidades que quienes estábamos en la mesa. La identificación
               auditiva y hasta lingüística no dejó ver las desiguales condiciones de clase.


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