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¿Quién es el sujeto Sordo? Capitales comunicativos y liderazgo




          Por un lado, la falta de unión se concibe como resultado de aspiraciones personales:
          «Juan Pérez (nombre genérico) es envidioso, quiere ser el líder de todos (…) tiene
          malas ideas, antes estuvimos trabajando para unificarnos, estábamos juntos, nos se-
          paramos». En otras entrevistas surgió la referencia a la misma persona como acusa-
          da de «egoísta» y generadora de tensiones; se cree que, al ocupar un puesto público,
          utiliza su posición para intereses personales. Sin embargo, las rupturas y tensiones
          van más allá de alguien en particular. Para algunas personas se ha desvirtuado por
          mucho y en general el papel de los líderes sordos. La opinión pública comunitaria
          concuerda en que comenzó a imperar el interés personal y el protagonismo:

                Empiezas a meter cuestiones de poder, cuestiones que mueves gente, dinero y entonces empieza a
                deformarse el objetivo, pues, vaya, el objetivo es como ‘véanme, véanme, pero ya no estoy apor-
                tando realmente algo que pese’, es la forma en que yo veo que está sucediendo (familiar de persona
                sorda).

                Yo creo que se ha perdido el significado de qué es ser un líder, yo creo que están más enfocados en
                lo económico, en tener el poder… se ha perdido esa participación, en que el líder tiene que jalar a
                innovar cosas para la comunidad (familiar de persona sorda).

                Aquí hay mucho… este liderazgo para exaltarlo personalmente en vez de que sea en beneficio de
                la comunidad sorda, es como con mucho ego… pues el líder debe de tener como objetivo promover
                que mejore la vida de los sordos… yo siento como que no funciona… (persona sorda).


                 Una posición similar se tiene sobre las asociaciones: «su misión y visión es
          apoyar a la comunidad de sordos; pues qué mejor que sigan fungiendo, pero cuando
          yo veo que la asociación va para beneficio de una sola persona, pues es cuando yo
          digo no está tan padre» (intérprete de LSM). Frente a este conjunto de opiniones,
          en la escena pública predomina una retórica sobre el respeto a la cultura sorda y la
          defensa de la lengua de señas. En consecuencia, si como varios entrevistados confir-
          man que domina el interés personal, no significa que los líderes no crean en lo que
          están diciendo, es decir, que sea un discurso falso. Sin embargo, la retórica también
          podría emplearse para ocultar los intereses personales y aspirar a incrementar al-
          gunos capitales.


                 Las tensiones con relación a los líderes y asociaciones parece ser un asunto
          no reciente. En México, al menos, estas figuras han acompañado a la comunidad en
          buena parte del siglo XX, incluso casi de modo paralelo al surgimiento de la Escuela
          Nacional de Sordomudos en el siglo XIX. Al menos a principios de la década de los
          noventa del siglo pasado, un entrevistado recordó que conoció a distintas asocia-



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