Page 554 - Más allá de la razón oyente digital digital
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Gabriel Tolentino Tapia



             las señas que utilicen, pero lo más importante es eso: reconocer la variedad que hay dentro de la
             cultura sorda (Marcela).


               Si bien Marcela comenzó señalando la necesidad de recuperar y respetar
        las señas «originales», después reconoció que es importante actualizarse, de modo
        que se reconozca la diversidad de formas de señar. Algunos sordos más jóvenes que
        Marcela coinciden en acudir a una postura más abierta, como reconoce uno de los
        organizadores del Congreso Nacional de Sordos Profesionistas. Durante una con-
        versación informal me comentó que las formas de pensar entre los líderes sordos
        adultos y jóvenes tienden a ser distintas y contrapuestas. En cuanto a las señas, al-
        gunas veces ocurren choques porque los primeros sólo utilizan señas antiguas y
        los jóvenes introducen nuevas. Los más grandes de edad procuran marcar la pauta
        sobre cómo debería de señarse, pero ha sido complicado llegar a acuerdos. Mi inter-
        locutor indicó que le gustaba emplear las formas antiguas y nuevas de señar. Él no
        es un joven de quince años, pero tampoco un adulto mayor.

               En 2018, durante la conmemoración del Día nacional de las personas sordas
        celebrado en el Hemiciclo a Juárez, hubo quien hizo notar su postura desde la condición
        de adulto mayor. La palabra circuló entre varios de los presentes para emitir alguna re-
        flexión sobre la fecha que nos reunía. El hombre en cuestión comenzó su intervención
        exclamando que las asociaciones de sordos son las que se han puesto al frente para
        apoyar a la comunidad, no así el gobierno federal y de la ciudad (en el evento había au-
        toridades del gobierno de la ciudad). Enseguida cambió de dirección su discurso para
        recordar la elegancia y la base social e histórica de las señas, lo que no podría susti-
        tuirse por señas modernas, porque a alguien se le ocurrió una nueva seña. Terminó su
        breve participación llamando a defender la herencia cultural de la LSM.

               De acuerdo con Bourdieu, «los discursos no son únicamente (o lo son sólo
        excepcionalmente) signos destinados a ser comprendidos, descifrados; son también
        signos de riqueza (cursivas del autor) destinados a ser valorados, apreciados y sig-
        nos de autoridad destinados a ser creídos y obedecidos (1985: 40). La comunidad
        sorda, se reconoce, es una comunidad con características gerontocráticas: «cuando
        los sordos ya están grandes de edad, todos los respetamos, no importa que sean gro-
        seros, todos los sordos los veneran, los respetan muchísimo, eso sí es parte un poco
        como de la cultura sorda» (Alondra, representante de MEBISOR). En consecuencia,
        el discurso de un adulto mayor en un evento conmemorativo importante, dirigido
        a un público diverso donde estaban presente jóvenes sordos de distintas escuelas,
        tiene por objetivo ser acatado.

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