Page 560 - Más allá de la razón oyente digital digital
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Gabriel Tolentino Tapia




               En el apartado anterior señalé que entre los sordos suele haber discusiones
        sobre la corrección de las señas. Desde luego, está práctica también se realiza sobre
        los oyentes y con mucha más frecuencia. La corrección apunta sobre la modificación
        de las señas y quizá más grave aún, cuando los oyentes las inventamos. Durante
        eventos físicos, en las clases de LSM que tuve o en foros virtuales escritos y en vivo,
        se habló sobre este tema que no se toma a la ligera. Un leve cambio en el movimien-
        to u orientación de la mano y la seña se pierde. En los sitios donde tomé cursos de
        señas, a menudo se hacía referencia a dicha problemática. En IncluSor enfatizaban
        que la corrección frecuente de una o varias señas por parte de los sordos, era signo
        de que debía hacerse un esfuerzo mayor por mejorar y cambiar las señas. De igual
        modo, se insistía que la correcta ejecución de las señas significa dignificar y guardar
        respeto por el idioma. 263

               Algunos oyentes se han quejado en eventos físicos o en portales de internet
        sobre la «rigidez» de la corrección por parte de los sordos. Sin embargo, la posición
        ha tenido que cambiar debido a diversos tipos de acciones nocivas emprendidas
        por los oyentes. Por ejemplo, hace no mucho tiempo circuló un video a través de las
        redes sociales virtuales que despertó la indignación. Se trataba de un par de perso-
        nas imitando a la presentadora e intérprete de un noticiero de televisión. La repre-
        sentación ridiculizaba el modo de expresión de ambas. Desde luego, la imitación de
        la intérprete no consistió en repetir las señas, sino en realizar gestos y ademanes
        exagerados según la expresión oral de la presentadora.

               El humor basado en minorías y en sus idiomas o acentos no es nuevo. Proba-
        blemente en la comunidad sorda el impacto negativo se debe a que contrarresta el
        terreno público y político que se ha ganado con mucho pesar. Nuevamente coloca a
        las señas en algo no mayor a la mímica. Frente a este tipo de eventos se comprende
        de otro modo por qué la mayor «rigidez». La defensa de las señas no sólo se juega
        con respecto del español, sino también frente a sus hablantes y los actos de ridiculi-
        zación por algunos de sus miembros.

               Más allá de este tipo de eventos que se vuelven «virales» y objeto de la san-

        263   Massone et al. (2012) también describen como parte del discurso de líderes sordos la apelación a la lengua de señas
             argentina como patrimonio de la comunidad sorda, no de oyentes. Por lo tanto, implica rescatar las señas antiguas
             como forma de contrarrestar la influencia de oyentes y sordos oralizados con la introducción de señas inventadas. En
             realidad, las señas antiguas también son un invento, pero han pasado por un proceso de «añejamiento» cultural, logra-
             ron arraigarse y formar parte del acervo lingüístico. Transitaron por un periodo de prueba y tal vez de discusión hasta
             quedarse. En cambio, las señas inventadas se caracterizan por ser una ocurrencia singular de una o varias personas de
             un momento a otro sin contar con el consenso de la comunidad.

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