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La lengua de señas como acervo disputado




                 De igual modo, algunos sordos se han quejado sobre el exceso de deletreo de
          los oyentes. Cuando no existe una seña exacta para determinada situación u objeto,
          se deletrea en señas. Los casos más comunes son los nombres propios y apellidos.
          Como no hay señas para cada nombre, se tiende a deletrear. Hasta aquí no existe
          inconveniente, pero cuando el deletreo sustituye señas que sí existen, se produce la
          incomodidad. El deletreo, se ha dicho, no es hacer lengua de señas. Muchos sordos
          no comprenderán a qué nos referimos.

                 Por otro lado, es preciso recordar que diversas señas son inicializadas. Es
          decir, se realizan con la letra que inicia la palabra. Por ejemplo, «baño» ocupa la seña
          de «b» para su ejecución. Alrededor de algunas señas de este tipo existe polémica. En
          IncluSor, al poco tiempo de haber iniciado el trabajo de campo, Ángela me comentó
          que las señas inicializadas no siempre eran bien vistas por la comunidad, insistiendo
          en que no es una copia del español. Durante un buen tiempo no tuve más noticia so-
          bre las señas inicializadas hasta que se abordó en el programa de En Traducción.

                 Una de las panelistas relató que anteriormente, cuando las personas sordas
          se daban cuenta del valor de la LSM, tiempo antes de su reconocimiento como patri-
          monio lingüístico nacional, no se veía mal que los oyentes cambiaran las señas. Citó
          el ejemplo de la seña «leche»: había una seña «natural» para leche, pero los oyentes
          impusieron una que les pareció más correcta y es inicializada, se configura con la
          letra «L». Comentó lo mismo con la palabra «rojo». Los sordos se dejaban «corregir»
          por los oyentes en su mismo idioma. Las señas inicializadas desplazaron a las señas
          naturales sin que los sordos le dieran mucha importancia, pero recalcó que actual-
          mente el panorama es distinto: «si se enseñan señas mal, pues nos ponemos más a
          la defensiva y antes decíamos ‘ah, pues si los oyentes la corrigen es porque nos están
          ayudando’, cedíamos en cosas que ahora ya no y nos dimos cuenta que hubo esta
          apropiación cultural», comentó la panelista.


                 Para la ponente que  presentó  en el Cuarto  Congreso  Nacional de  Sordos
          Profesionistas y que forma parte de una familia de sordos reconocida, no se puede
          hacer nada; las señas inicializadas ya son así y seguirán en el vocabulario. En tiem-
          pos más recientes, sin embargo, algunas señas relativamente nuevas también son
          inicializadas, por ejemplo, Facebook. La diferencia es que quizá ahora la discusión
          es entre sordos si desean que sea inicializada o no.

                 En febrero de 2020 Diana, intérprete de señas, me invitó a la sede San Loren-
          zo Tezonco de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM) para cono-

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