Page 569 - Más allá de la razón oyente digital digital
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La lengua de señas como acervo disputado




                 Alondra, representante de MEBISOR, comentó durante nuestra entrevista que
          no existe problema de enseñar LSM si los oyentes conocen realmente a fondo la LSM y
          la cultura sorda, además de estar preparados pedagógicamente, aunque reconoce que
          pocas veces sucede así. Algunas agrupaciones han visto como modelo la formación de
          cursos con sordo y oyente en el aula. Desde luego, se esperaría que cuanto más prepa-
          radas ambas figuras, mejor. Con este enfoque se trata de ofrecer una atención más in-
          tegral, contando con el experto en su idioma, pero también con el apoyo de un oyente
          que además de resolver dudas en español, sepa LSM. En estos contextos, a menudo la
          persona sorda es la autoridad lingüística y representante de su comunidad y cultura.
          Los profesores oyentes fungen como mediadores entre ambas lenguas y culturas, pero
          se esperaría que la última palabra la tenga la persona sorda.


                 Por otro lado, también se argumenta que, al enfrentarse por lo general a
          grupos de oyentes, también se requiere tener un buen dominio del español y en
          ocasiones los sordos no cumplen con estas competencias. El problema de dicha de-
          claración es que precisamente la falta de formación en español y en pedagogía de
          la enseñanza de idiomas probablemente sea resultado de un proceso de exclusión
          educativo histórico y más amplio.  Este tipo de argumentos terminan por obnubilar
          el privilegio oyente de acceder a la instrucción para enseñar LSM, aspecto que, de
          hecho, no siempre se cumple. Es decir, diversos oyentes que se han atrevido a ense-
          ñar LSM tampoco podrían justificar que poseen las competencias necesarias para
          desempeñar una actividad de esta naturaleza. En todo caso, más allá de la dimen-
          sión técnica y formativa, esta no resuelve el problema del desigual reconocimiento
          simbólico y monetario.

                 En el programa de En Traducción han dedicado sesiones para discutir esta
          problemática, dando múltiples razones acerca de por qué habría que privilegiar a
          los sordos en esta labor, antes que a los oyentes. En una de las cápsulas que sue-
          len realizar (por lo general de 10 minutos aproximadamente) uno de los panelistas
          principales o presentador comenzó señalando que a menudo los oyentes toman al-
          gunos cursos por tiempo limitado. Después consideran que han aprendido suficien-
          te y tratan de replicar abriendo sus propios cursos. Aprender señas para comunicar-
          se está bien, pero para dar clases se requiere de otra preparación, pero aun cuando
          fuese así, se recomienda aprender con sordos. Otro de los presentadores comentó
          enseguida que en diferentes países está prohibido que oyentes, por ejemplo, intér-
          pretes, ocupen el papel de profesores de señas, contrastando con México donde no
          existe regulación al respecto.



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