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La trama de la razón oyente en Occidente



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          hasta nuestras fechas.  Empero, como ha sucedido en otros lugares, en Estados
          Unidos ya había lenguas de señas que se hablaban al menos desde el siglo XVII en
          un poblado en una isla llamada Martha’s Vineyard, ubicada en la costa Este de Esta-
          dos Unidos, lugar en el que había sido pronunciada la herencia genética de sordera
          (Groce, 1999; Bruce, 2007). Tanto las señas practicadas en Martha’s Vineyard como
          las traídas de Francia influyeron en la Lengua de Señas Americana.

                 La difusión del  «método francés» también llegó a América Latina, específi-
          camente a Brasil y a México por medio del profesor sordo Eduardo Huet en la segun-
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          da mitad del siglo XIX.  Pese al origen relativamente común de lenguas de señas
          nacionales en diferentes países a través de la influencia francesa, cabe apuntar que
          cada una tomó su propio rumbo, entrando en contacto con las señas locales que se-
          guramente (hipótesis mía) ya se desarrollaban ambos países, de modo que en cada
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          uno las lenguas nacionales son diferentes, con su propia estructura gramatical.
          Además, países como Alemania primero habrían desarrollado un método oral y lue-
          go manual, de tal suerte que su lengua de señas no se deriva de la francesa.


                 Existe un consenso más o menos generalizado acerca del papel que las es-
          cuelas fundadas desde el siglo XVIII, y con más ímpetu en el siglo XIX, tuvieron en la
          conformación de una comunidad y cultura sorda en diferentes países. Las personas
          pasaron de una vida alejada de una comunidad, hasta la formación de las escuelas,
          organización y producción de tradiciones (Kitzel, 2017; Winzer, 1986; De Clerck y
          Hoegaerts, 2016; Rosen, 2008). Inglaterra, España, donde había iniciado la instruc-
          ción para personas sordas, desde luego en Francia, Estados Unidos, América Latina
          o Rusia, formaron sus propias escuelas. Muchas de estas, surgidas en la primera mi-
          tad del siglo XIX, habían estado bajo la gestión de grupos religiosos, específicamente
          católicos (Monaghan, 2003).

                 No obstante, casi a finales del siglo XIX, la primacía del método manual entró
          en crisis. Es bien conocido entre los estudiosos y las personas sordas que en 1880
          en Milán, Italia se llevó a cabo el Segundo congreso internacional de educación de
          sordos. En aquel evento se discutió el enfoque de los métodos manual y oral, lle-
          gando a la conclusión de la supuesta superioridad del segundo. Las señas pasaron


          21   Por ejemplo, hasta hoy la única universidad en el mundo dedicada a la educación de personas sordas se lleva el nombre
             de Gallaudet y está en Washington, D. C., Estados Unidos.
          22   El método manual no fue el único introducido en América. Por ejemplo, en Argentina, por vía de un clérigo italiano (país en
             el que se llegó a forjar el método oralista) Serafino Balestra, se introdujo el método oralista en el siglo XIX.
          23   Para una genealogía de las señas ver el trabajo de Fischer (2015) y Cuadro 1. Árbol genealógico de las lenguas de señas.


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