Page 83 - Más allá de la razón oyente digital digital
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La trama de la razón oyente en Occidente
otra variación (Taylor, 1892: 257).
Finalmente, el antropólogo Jenkins, quien se involucraría en las discusiones
dominadas por gente de la medicina, partía de una perspectiva más relacional al
señalar que la audición normal era tan rara como la sordera total; entre uno y otro
extremo se halla un amplio campo de posibilidades (Jenkins, 1891). Consideraba,
además, que los factores eran sumamente amplios como para determinar que la
cuestión hereditaria representara un factor central.
Por un lado, enfermedades de nacimiento, infecciones, virus, obstrucciones
físicas y orgánicas de conductos auditivos, accidentes o concreción de cerumen. Por
otro lado, abogaba por analizar, aunque no para ser determinista, aspectos clima-
tológicos y la altura. En algunas regiones altas y frías de Europa se había detectado
localidades con presencia de grupos extendidos de personas sordas e históricamen-
te, sobre las cataratas del Nilo ha habido una tradición hereditaria que se remonta
hasta la época de Herodoto (Jenkins, 1891), lo cual abría otro campo de estudios.
La psicología se convirtió en una ciencia que, a diferencia de la estadística,
penetraba en el seno de lo familiar para analizar circunstancias asociadas con la
reproducción de la sordera. Además, si desde la Grecia clásica se consideraba que
la razón o el pensamiento es un atributo ajeno o que se duda posean las personas
sordas, la psicología afianzó los métodos para valorar este fenómeno. En una publi-
cación de 1919, Pintner y Osborn (1919) llegaron a la conclusión de que, según un
conjunto de investigaciones, los sordos, como grupo, al parecer estaban por debajo
de sus hermanos oyentes en cuanto a la capacidad mental. Sin embargo, también su-
ponían que la sordera no era un impedimento para el desarrollo normal de la mente.
Ello los llevó a la hipótesis y conclusión de que la mentalidad inferior de
las personas sordas se derivaba de la herencia genético-familiar (Pintner y Osborn,
1912). Para medir la inteligencia desarrollaron una escala denominada Escala Pint-
ner-Paterson, la cual se diseñó para trabajar exclusivamente con aquellos que no
participaban del idioma hegemónico, es decir, el inglés: personas sordas, con pro-
blemas del habla, inmigrantes y otras con «problemas» similares.
En sus conclusiones apuntaron que en las familias donde había sordera tam-
bién se hallaban otras desviaciones como la epilepsia, la neurosis, la locura, el alco-
holismo, la delincuencia y la inmoralidad sexual. Al final del artículo indicaban su
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